domingo, 1 de julio de 2007

Biblioteca Nacional de Argentina


La Biblioteca Pública de Buenos Aires -hoy Biblioteca Nacional-, fue creada por decreto de la Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo el 7 de septiembre de 1810. Por su importante caudal bibliográfico es la principal biblioteca argentina y una de las más importantes de América.

Los primeros bibliotecarios fueron el Dr. Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez. El Dr. Mariano Moreno fue designado Protector. La primera sede de la Biblioteca estuvo en la Manzana de las Luces, en la intersección de las actuales calles Moreno y Perú. Su fondo inicial estuvo constituido por donaciones realizadas por el Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, el Canónigo Luis José Chorroarín y el Dr. Manuel Belgrano, entre otros.

Entre quienes la dirigieron en su época inicial, podemos señalar a los ya mencionados Segurola y Rodríguez, Chorroarín y al Dr. Manuel Moreno, designado por Rivadavia en 1822. Hacia 1823 la Biblioteca albergaba ya un patrimonio superior a los 17.000 volúmenes.

Inmediatamente después de la Batalla de Caseros(1852), Vicente López y Planes, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y su Ministro Vicente Fidel López nombraron Director de la Biblioteca a Marcos Sastre. Sin embargo, Sastre permaneció muy poco tiempo en el cargo y fue reemplazado por Carlos Tejedor, quien ejerció la dirección desde 1853 hasta 1858, año en que lo sucedió el poeta, José Mármol.

Mármol ejerció la dirección durante casi trece años, hasta su muerte en 1871. En ese año asumió el Dr. Vicente Quesada, distinguido historiados y diplomático, quien amplió y modernizó las salas de lectura, relacionó a la Biblioteca con sus similares de Europa y obtuvo del extranjero importantes envíos de excelente material bibliográfico.

El 17 de abril de 1879 asumió la dirección Manuel Ricardo Trelles, quien concretó diversas mejoras en el orden bibliográfico y permaneció en el cargo hasta 1884, cuando el establecimiento pasó a la jurisdicción del gobierno de la Nación.

Para que pueda evaluarse la dimensión de la actividad en la Biblioteca de aquellos años, puede tenerse en cuenta que en 1881 la concurrencia fue de 7.715 de lectores, y que hacia 1882, la casa poseía 32.600 volúmenes.

El 5 de octubre de 1884 se nombró al Dr. José Antonio Wilde, su primer Director Nacional. A partir de esta fecha, en las leyes del Congreso y en el Registro Nacional la institución figura como BIBLIOTECA NACIONAL.

Apenas tres meses duró la dirección de Wilde, quien falleció el 13 de enero de 1885. Su gestión, breve pero eficaz, logró implantar el servicio nocturno y dotar a la Biblioteca de una nueva reglamentación.

El 19 de enero de 1885 fue designado Director el historiador francés Paul Groussac, una de las personalidades más destacadas de la "generación del ‘80". Su dirección, ejercida hasta su muerte en 1929, fue la más dilatada de la historia de la institución. Hacia 1893 la Biblioteca poseía ya un fondo de 62.707 volúmenes, y en los años siguientes su patrimonio continuó creciendo. Además de su preocupación por el acrecentamiento del número de libros y de los servicios que la institución prestaba, se debe a Groussac la instalación en una nueva y más amplia sede, la de la calle México 564, en un edificio construido para la Lotería Nacional.

El 10 de diciembre de 1930 se nombró a Carlos F. Melo, cuya gestión se extendió hasta su muerte, el 10 de octubre de 1931. Lo sucedió Gustavo Martínez Zuviría, quien desempeño el cargo durante veinticuatro años, hasta el 30 de octubre de 1955. Lo suceden dos gestiones muy breves: la del interventor José Luis Trenti Rocamora (13 de mayo al 28 de julio de 1955) y la de Raúl Touceda (desde el 28 de julio al 21 de octubre del mismo año).

En la última de las fechas citadas el gobierno interino de la Nación designa a un literario de jerarquía internacional: Jorge Luis Borges, a quien secunda como subdirector José Edmundo Clemente, prestigioso ensayista y bibliotecólogo.

Durante la gestión de ambas personalidades se promovió la construcción de un nuevo edificio. En 1960, por Ley Nº 12.351, se destinan tres hectáreas para la construcción del edificio de la Biblioteca Nacional. El solar se halla comprendido entre las avenidas del Libertador General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria. El 12 de julio se llama a concurso de anteproyectos y al año siguiente se aprueban las bases del concurso; la obra es adjudicada a los arquitectos Clorindo Testa, Alicia D. Cazzanica y Francisco Bullrich.

Transcurrirían once años hasta que el 13 de octubre de 1971 se coloca la piedra fundamental del nuevo edificio y se inician las obras de construcción, a cargo de la Compañía Argentina de Construcciones.

El edificio avanzó con mucha lentitud. Para lograr su finalización fue preciso renovar los contratos en dos oportunidades (1982 y 1986). En 1983 la construcción fue adjudicada a las empresas José E. Teitelbaum S.A. y Servente Constructora S.A., y el edificio quedó terminado en abril de 1992.

La nueva sede de la Biblioteca Nacional fue oficialmente inaugurada por Carlos Saúl Menem, presidente de la Nación, el 10 de abril de 1992. La compleja tarea de traslado del material bibliográfico dede la antigua sede de la calle México finalizó el 21 de septiembre de 1993.

La naturaleza y finalidad de la Biblioteca Nacional explican que su riqueza bibliográfica corresponda esencialmente a la producción nacional (vgr. las ediciones príncipe del Martín Fierro de José Hernández y del Facundo de Domingo F. Sarmiento). No obstante, sus libros más valiosos incuyen también 20 incunables, entre los que cumple mencionar las Quaestiones de potentia Dei de Santo Tomás (Venecia, 1476) y un ejemplar de la Divina Comedia de Dante Alighieri (Venecia 1484). Su acervo se enriquece con numerosas ediciones del Quijote, entre las que se destaca la de Bruselas de 1607.